A principios del siglo XIX, determinadas prendas de vestir precisaban incorporar una estructura que fuera también flexible y resistente para poder adaptarse al cuerpo, con la finalidad de mantener la necesaria rigidez y que se pudieran mantener firmes. Fundamentalmente, estas prendas eran los corsés para las damas y los cuellos de las camisas para los caballeros.
Históricamente se sabe que en la antigüedad las varillas o ballenas utilizadas en indumentaria, provenían de las barbas de ballena, de ahí su nombre. Estos cetáceos carecen de dientes, en su lugar tienen filas de láminas llamadas barbas, ubicadas en el maxilar superior. Son lisas, flexibles, con bordes deshilachados semejantes a un peine y están compuestas de queratina.
Desde entonces la elaboración de estas ha evolucionado desde el metal hasta el poliéster. En nuestra era moderna se han convertido en las más populares usadas en la confección de corsés y armadores para vestidos.
En cuanto a los materiales, se pueden encontrar ballenas de plástico, níquel, plata, madreperla, hueso u oro. En función del material serán más o menos asequibles. Posteriormente, a las varillas metálicas, y se les incorpora un imán, que se adhiere por el otro lado de la camisa para posibilitar que no se mueva el cuello.
Además, es importante tener en cuenta el tipo de cuello y la costura de la prenda donde se tienen que meter, ya que pueden ser más o menos estrechas y más o menos largas. Por lo que a la hora de comprar ballenas para ropa se debe tomar en cuenta el fabricante a las que se destinará.
Existen distintos tipos de ballenas: las de espiral de acero, un alambre de metal en espiral que se curva fácilmente; las planas de metal, que ofrecen un apoyo fuerte inflexibles, es por eso que solo se usan en las costuras rectas y la de plástico, algunas más flexibles que otras y vienen en diferentes anchos; la rigilene se cose directamente en los márgenes de costura, viene disponible en colores blanco y negro, son excelentes para formar el esqueleto básico del corsé (un corsé de talla pequeña y sencillo se puede llevar hasta 5 metros de rigilene); otro tipo son las carcasas o capuchones, dependiendo de lo que se necesite estas pueden ser metálicas o plásticas.
Estas ballenas del cuello se extraían cada vez que las camisas se lavaban, y se volvían a poner en cada camisa cuando iban a ser utilizadas. Por eso, los caballeros las guardaban y conservaban con cuidado, porque de su buen estado dependía el empaque de los cuellos de todas sus camisas.
Hace ya tiempo que las ballenas se empezaron a coser dentro de la camisa de tal forma que se eliminaba la incomodidad de quitarlas y ponerlas. Y si están bien cosidas, no deben dejar marcas al plancharlas.