Según investigaciones el hilo de coser apareció en el paleolítico en forma de cordón creado con fibras vegetales o de piel de animales que eran cortados en finas tiras y que posterior en la Europa central, se comenzó a tejer prendas con la idea de cubrir el cuerpo, está técnica se comenzó a expandir en Egipto, donde lograron conseguir utilizar fibras vegetales o lana animal para crear tejidos de alta calidad. En China se desarrolló el hilado de seda que se acabó extendiendo por países como India, Persia o Grecia, convirtiéndose en un artículo de lujo. Y ya en el siglo XVIII el hilado acabó siendo uno de los oficios principales, sobre todo en Inglaterra.
Con el paso del tiempo, la Revolución industrial y la creación de la moda como concepto, impulsaron el sector del textil y con ello la creación de hilos de mayor calidad.
Hoy en día podemos contar con una inmensa variedad de hilos para coser, cada uno con un uso especial para sacar el mayor partido a nuestros proyectos de costura.